Una de las sorpresas que Haro nos tiene reservadas sale a nuestro paso cuando menos lo esperamos. Se trata de las esculturas que componen el Museo al Aire Libre y que podemos encontrarnos en cualquier paseo por la ciudad. Son obras dedicadas al trabajo artesanal que durante siglos se ha desarrollado en la zona, vinculado siempre al mundo de la viticultura y elaboración del vino.