CASTILLO DE SAJAZARRA
El castillo de Sajazarra es una de las fortalezas más impresionantes de La Rioja. Data del siglo XV y ha sido escenario de numerosas disputas entre los reinos de Navarra y Castilla. Su historia está unida a su localidad vecina Haro que, en 1430, pasó a manos castellanas. Su propietario, Pedro Fernández de Velasco, poseía, además, otros castillos como el de Cerezo, el de Ojacastro y el de Arnedo. Perteneció a los condes de Nieva y defendía la zona norte de la población y el camino de Haro a Miranda.
Es de planta rectangular, con ángulos reforzados con cubos huecos y un espolón defensivo en el este. Como elementos defensivos más destacados, posee matacanes y saeteras. La entrada también se encuentra enmarcada por dos cubos que sirven de ayuda para su defensa.
La torre del homenaje se alza majestuosa por encima del resto de la construcción. Se encuentra en el centro de la fortaleza, su planta es rectangular y posee en sus ángulos cuatro garitones de forma octogonal. Se compone de cuatro pisos. Se remata en una cornisa de matacanes y almenas de carácter defensivo. Todo ello le proporciona un aspecto singular.
En la actualidad, el Castillo de Sajazarra se encuentra en óptimo estado de conservación. A pesar de que este castillo es de propiedad privada y no es visitable su interior, es uno de esos Castillos de La Rioja que merece la pena descubrir. Con un simple paseo por Sajazarra, podrás descubrir la grandeza de esta fortaleza y del resto de monumentos de su patrimonio.
CASTILLO FORTALEZA DE SAN VICENTE DE LA SONSIERRA
El castillo de San Vicente se ubica en lo alto del cerro que domina el Ebro. En su día fue la fortaleza navarra de mayor envergadura construida cerca de este río, formando parte de la línea defensiva de Laguardia y Labastida. La solidez de sus muros y su posición ventajosa dominando el Ebro debían de hacerla inexpugnable.
La construcción del Castillo de San Vicente de la Sonsierra se remonta al siglo XII, cuando fue levantado por orden de Sancho el Sabio, del Reino de Navarra como elemento defensivo. Su importancia se debía, principalmente, a su ubicación estratégica, junto al Reino de Castilla.
Es el típico castillo-fortaleza alzado sobre un cerro, viejo recuerdo del castillo roquero altomedieval, con función defensiva. Tiene planta arriñonada, en forma de semicírculo irregular adaptándose a la topografía del terreno. Consta de tres cinturones de murallas escalonados que configuran tres recintos: el albacar, el cortijo y el castillo en la cima. Si el castillo propiamente dicho se remonta al siglo XII, los otros dos recintos son bajomedievales de los siglos XIII y XIV.
Perdió su interés militar a partir de 1512, año en que el Reino de Navarra se integró en Castilla, y en 1516 fue vendido por Pedro Girón, Conde de Ureña, a los Velasco. Por tanto, cuando se construyó la iglesia parroquial ya había perdido su función militar, recobrándola en el XIX, al ser utilizado durante la Primera Guerra Carlista (1833-1840). A partir de 1898, con el derrumbamiento de parte de las murallas y la utilización de su piedra para la construcción, el conjunto se fue demoliendo sistemáticamente
A pesar del buen estado en el que se conserva su torre del homenaje y la torre del reloj, la fortaleza que constituía este castillo se puede ver algo derruida. Tan solo algunas partes de este castillo fueron restauradas y consolidadas. Es por eso que el acceso a las ruinas es libre, aunque sí que existe un horario de visita para acceder al museo de Relojes de la Torre.
CASTILLO DE DAVALILLO
El Castillo de Davalillo se encuentra a las afueras del municipio de San Asencio, en lo alto de un cerro rodeado por el río Ebro. Los primeros indicios que se tienen de esta fortaleza, son del siglo XII. Su misión era clara, defender La Rioja de los posibles ataques navarros. Se trata de una fortaleza compuesta por una torre del homenaje, de planta poligonal, y un recinto amurallado.
Construido posiblemente entre finales del siglo XII y principios del XIII, durante el reinado de Alfonso VIII. Se emplaza en lo alto de un cerro a orillas del río Ebro, ofreciendo un magnífico puesto de vigilancia de las tierras de La Rioja Alta y la Sonsierra. Su estratégica situación era clave para Castilla a la hora de repeler los ataques que los navarros lanzaban por el paso del puente de San Vicente. Declarado Bien de Interés Cultural de La Rioja y Patrimonio Histórico de España.
Se accede a esta fortaleza desde el camino que lleva a la ermita de Nuestra Señora de Davalillo, a unos 5 km. A pesar de que su estado de conservación no es el mejor, se puede visitar libremente y recorrer el interior de su recinto, con algunos restos del antiguo poblado de Davalillo y su necrópolis medieval. Es uno de los mejores miradores de esta comarca.
Recientemente fue adquirido por las bodegas CVNE que tiene como proyecto rehabilitarlo por completo, incluyendo también la rehabilitación de la Torre del Homenaje y el estudio arqueológico de los restos del Poblado de Davalillo.
PALACIO FORTIFICADO DE CUZCURRITA DE RÍO TIRÓN
La torre del homenaje es de planta prácticamente cuadrada y está construida en sillería con pocos y pequeños vanos rectangulares. Tiene cuatro pisos de altura y sótano.
El acceso principal al conjunto se produce por la fachada norte a través de un arco apuntado protegido por una ladronera, aunque existen en el este y sur otras puertas secundarias.
La Torre parece ser de cuando la localidad pertenecía a la Familia de los Rojas. En 1367, la villa y sus propietarios fueron donados por Enrique II a Juan Martínez de Rojas. A partir de la segunda mitad del siglo XX ha sufrido numerosas remodelaciones para adecuarlo a la condición de vivienda de sus nuevos propietarios. El perfecto estado de conservación en el que se encuentra en la actualidad se debe a la restauración que llevaron a cabo los Condes de Alecha, cuando pasó a sus manos en 1945. En 2001 se cambia de propietarios remodelándose el interior para destinarlo a un uso-residencial representativo de la Bodega Castillo de Cuzcurrita, destacándose entre todas las estancias necesarias que se acondicionaron una sala de catas que se encuentra en la propia torre.
CASTILLO FORTALEZA DE BRIONES
La antigua fortaleza de Briones se sitúa en el ángulo noroeste de la villa, cuya configuración urbana nació del propio carácter defensivo que, a lo largo de la historia, tuvo este privilegiado lugar, frontera entre Castilla y Navarra.
Actualmente, se ha acondicionado la fortaleza, con la colocación de una escalera adaptada para subir a la torre. Se trata de un mirador de la villa y del entorno, desde el que se pueden observar otras fortalezas del Valle del Cidacos. Se conservan las puertas de La Villa y de La Media Luna, y parte de la cerca y de la torre del homenaje.
Según la documentación el castillo data su construcción en el siglo XIII, siendo la concesión del Fuero (de Vitoria) a la villa por Alfonso X, en 1256, uno de los acontecimientos más importantes por la nueva repoblación del lugar y por los privilegios otorgados a la zona, que fue premiada por su capacidad defensiva.
Allá por el siglo XIII, el municipio de Briones era una población completamente amurallada. Para la defensa del asentamiento urbano se erigió un castillo en la parte más alta de Briones. Actualmente pueden contemplarse los restos de la torre del homenaje de ese castillo.
FUERTE DE TORREMONTALBO
Este majestuoso torreón de la época cristiano medieval no podía faltar en este listado de Castillos de la Rioja debido a su belleza y buen aspecto actual. Para ello visitamos Torremontalbo, un pequeño pueblo de la comarca de Logroño con apenas 17 habitantes censados.
La Torre-Fuerte de Torremontalbo es también conocida como Torre de los Condes de Hervías, sus propietarios desde el siglo XVII. De sus orígenes sabemos que existió algún torreón romano, o incluso un castillo, que se utilizaba como edificio defensivo. Se trata de una construcción en sillería, de planta cuadrada y con gruesos muros.
Hoy en día, la torre de Torremontalbo se encuentra en la carretera de este municipio. Su estado actual es bueno, ya que su torre principal fue rehabilitada durante los años 80. Fue entonces cuando se adaptó para su uso como vivienda, ya que su titularidad es privada, en manos de la misma familia desde hace más de tres siglos. A pesar de ser un castillo no visitable, o al menos abierto al público, resulta una parada muy interesante en esta ruta por los Castillos de la Rioja que no debes perderte.
TORRE FUERTE DE ANGUCIANA
Castillo de señorío, situado en el casco urbano, junto al puente sobre el río Tirón, de planta rectangular, con aspilleras, troneras y matacán corrido rematado en almenas.
En 1397 Juan Alfonso de Salcedo, señor de Anguciana, obtuvo licencia de Enrique III para edificar una casa y torre fuerte en la localidad o su término. Más tarde, en 1447, su nieto recibió el privilegio de Juan II para fundar un mayorazgo en dicha torre. A partir de entonces, la torre perteneció a la familia Alonso de Salcedo y luego a Blanco de Salcedo.
Posteriormente, pasó a ser de una comunidad franciscana que, tras la escasez de la posguerra, tiró la casa palacio y acometió importantes transformaciones. Finalmente, los monjes vendieron el convento, que pasó sucesivamente a manos de particulares. Así, el interior fue totalmente modificado para su utilización como vivienda y hoy cumple funciones de almacén
CASTILLO DE CLAVIJO
Construido por los árabes antes del siglo X, el Castillo de Clavijo estaba estratégicamente situado para el control de los valles de los ríos Leza e Iregua. En estas tierras tuvo lugar, según la leyenda, la batalla de Clavijo, en la que el Apóstol Santiago intervendría, apareciendo de forma milagrosa montado sobre un caballo blanco, para ayudar a Ramiro I de Asturias en su lucha contra los musulmanes. En una parte de la muralla se encuentra colocada una cruz símbolo del Apóstol.
La leyenda dice que la contienda fue planteada por Ramiro I para acabar con el vergonzoso Tributo de las Cien Doncellas que debían ser entregadas anualmente al emir de Córdoba en virtud de un pacto de no agresión. La intervención de Santiago provocó la victoria de los cristianos y, en agradecimiento, Ramiro I concedió, el 25 de mayo de 834, en Calahorra, el Voto de Santiago por el que se obligaba a todos los campesinos del norte de la península ibérica a pagar un diezmo en forma de cereal a la catedral de Santiago de Compostela.
Recinto interior situado sobre torre inaccesible controlada por lienzo de muralla y por el escarpe de la roca. Se accede subiendo la senda que asciende al oeste del casco urbano