La Sonsierra riojana es una región natural en forma de estrechísima lengua de terreno con unos límites muy precisos entre la Sierra de Toloño, una estrecha cadena montañosa alargada, de una cincuentena de kilómetros y con una casi perfecta orientación este-oeste, por el norte y el río Ebro por el sur. Engloba tres pequeñas localidades: Ábalos, Briñas y San Vicente de la Sonsierra, únicos pueblos de La Rioja situados al norte del Ebro. 

Una ruta por la Sonsierra es una experiencia que combina historia, arte, tradición y, por supuesto, vino, ya que toda la zona está plagada de elementos singulares: guardaviñas o chozos, lagares, eremitorios, viñedos. ermitas… Una magnífica oportunidad para descubrir la historia y el pasado de la Rioja Alta.

Uno de sus atractivos principales son las necrópolis, conjuntos de enterramientos altomedievales, correspondiéndose al siglo X, que nos transportan en el tiempo hasta épocas pasadas en las que estas tierras eran habitadas por sus primeros moradores. Comunidades de marcadas creencias y ancestrales rituales en la que ya estaba presente la cultura del vino, como así lo atestiguan los lagares y las prensas rupestres. talladas en roca caliza. Todo ello, hoy en día, compone una serie de conjuntos arqueológicos de incalculable valor. 

Hay otro elemento genuino que, por su gran número y altísima concentración, define a esta zona como Paisaje Cultural singular: los chozos o guardaviñas: humildes construcciones de piedra seca, sin argamasa ni cemento, de unos 2 o 3 metros de alto, hechos por el viticultor como cobijo ante las inclemencias del tiempo.
Aunque perdieron rápidamente su funcionalidad con el cambio de las mulas por los tractores hace unos 50 años, ya que el viticultor ya no estaba obligado a quedarse todo el día en el campo, siguen siendo expresión de la sostenibilidad y recuerdo vivo de una Historia apasionante en la que la piedra y el vino están emblemáticamente unidas, son seña de identidad de la Comarca, y una parte muy valiosa de su rico Patrimonio Cultural.

ABALOS

Ábalos posee un casco histórico de trazado medieval bien conservado, un bonito entorno rural y una larga tradición vitivinícola, que hoy refrendan sus 15 bodegas comerciales y 670 hectáreas de viñedo.

El patrimonio de la localidad incluye la iglesia de San Esteban Protomártir, declarada monumento nacional, del siglo XVI en estilo gótico tardío o Reyes Católicos y con una bonita portada plateresca y un notable retablo de estilo manierista en el altar mayor. La torre es barroca.

Destaca también el palacio de los Marqueses de Legarda, del siglo XVIII, un señorial edificio de piedra rodeado de jardines y protegido con un muro del exterior. La localidad incluye otras casas solariegas con escudos de los siglos XVII y XVIII. De hecho, casi todo el casco urbano es de piedra y las viviendas más modernas se han integrado con buen gusto en el entorno.

El término municipal cuenta con cuatro ermitas en un radio de unos tres kilómetros (si bien tres de ellas están en ruinas), y con numerosos lagares rupestres y media docena de guardaviñas restaurados

Un buen momento para visitar Ábalos es el primer sábado de septiembre, cuando se celebra su Jornada de Puertas Abiertas. Este día todas las bodegas de la localidad abren sus puertas y ofrecen sus caldos a cuantos visitantes lo deseen. También durante el día se suceden diversas actividades, visitas a bodegas, degustaciones, catas comentadas, exposiciones etc., todas ellas relacionas con el mundo del vino.

BRIÑAS

Briñas es una bonita localidad vitivinícola situada a orillas del río Ebro, muy cerca de Haro, a la que perteneció hasta el siglo XVII. Cuenta con un casco histórico muy cuidado, en el que abundan las casas señoriales de piedra de sillería, provistas en algunos casos de escudos espectaculares por su tamaño, labra y buen estado de conservación. Es de destacar que las construcciones modernas se han realizado en general con buen gusto, utilizando piedra y materiales que se integran bien en el entorno.

Entre los monumentos de la población figura uno de los dos únicos humilladeros que quedan en La Rioja. Data del siglo XVII y era el lugar donde se confesaban los reos de muerte antes de subir al cadalso. A pocos metros se conserva un crucero del siglo XVI.

La señorial iglesia de la Asunción, de piedra de sillería, fue construida entre los siglos XVI y XVII y posee una torre de tres cuerpos de considerable perímetro, porticada en el nivel inferior. Dentro destaca un bonito órgano barroco.

En la parte más alta del pueblo, subiendo por la calle del Suso, existe una zona de bodegas tradicionales, con muros de piedra y múltiples tuferas o respiraderos que señalan la presencia de cuevas subterráneas. En este lugar, llamado El Rollo, se ha habilitado una pequeña zona ajardinada con bancos de madera, desde la que pueden disfrutarse bonitas vistas del río Ebro, de los viñedos de la ribera y de la torre de la iglesia.

También existe un paseo precioso a la orilla misma del río, flanqueado por una barandilla de madera y que llega hasta el Puente de Briñas, magnífico ejemplo de arquitectura civil. Si lo cruzamos y tenemos ganas de pasear podremos continuar por el camino que, tras rebasar el río prosigue a la izquierda para adentrarnos en el meandro de Tondonia. Un agradable paseo entre viñedos, donde se podrán encontrar yacimientos arqueológicos. 

SAN VICENTE DE LA SONSIERRA

San Vicente es uno de los principales municipios vitivinícolas de La Rioja, con más de 1.700 hectáreas de viñedo y 23 bodegas, entre las que figuran varias de gran prestigio. Pero también es un conjunto histórico de gran belleza, enclavado en un cerro con amplias vistas del valle circundante, que se desarrolló en torno a un castillo medieval en la antigua zona fronteriza entre Castilla y Navarra. 

Preside la población la iglesia gótica de Santa María la Mayor, visible a kilómetros de distancia, que está situada en el punto más alto, junto a los restos del castillo. Destaca el retablo renacentista, muy valioso. En el exterior, llama la atención la torre, austera y de siete lados desiguales, diseñada para resistir el viento. La puerta de ingreso está precedida de un bonito suelo empedrado con guijarros que dibujan figuras geométricas.

A escasos metros de la iglesia se encuentra la pequeña ermita de San Juan de la Cerca, centro de reunión de la Cofradía de los Disciplinantes de la Vera Cruz. Esta cofradía, antiquísima, mantiene en vigor la tradición de «los Picaos»: una procesión de Semana Santa en la que los participantes, con el rostro cubierto por una capucha, se flagelan duramente la espalda a lo largo del recorrido. El rito fue prohibido a finales del siglo XVIII pero se siguió practicando, y hoy es la única manifestación religiosa de esta índole que perdura en España.

El resto de la localidad es una villa señorial con calles empinadas y sinuosas, repletas de casas nobles que atestiguan su abolengo. Construidas por completo en piedra de sillería, muchas lucen escudos en la fachada y bonitos aleros tallados de madera. Entre los edificios más notables figuran los palacios y casas solariegas de los Gil Aguiriano, Ramírez de la Piscina, Davalillo, López-Cano, Mendoza, Balda, Olarte, Díaz de Medina y Espinosa, etc.

El municipio posee también un bonito puente de origen medieval sobre el río Ebro, muy reformado, y dos pintorescas aldeas, Peciña y Rivas de Tereso, a los pies de la Sierra de Toloño. Próxima a Peciña se encuentra la ermita de Santa María de la Piscina, tal vez el templo románico más hermoso de La Rioja. Asimismo, los campos de San Vicente albergan yacimientos arqueológicos, necrópolis medievales, eremitorios, chozos y lagares rupestres que representan un rico patrimonio histórico y etnográfico.

El castillo es sin duda uno de los lugares que uno no puede perderse en la visita a San Vicente de la Sonsierra. Recientemente restaurado, su visita nos traslada a las épocas en que el Ebro marcaba frontera entre reinos. Actualmente el castillo es uno de los mejores miradores de la comarca. 

Los amantes del senderismo pueden aprovechar para subir a Toloño. Para ello nos encaminamos a la localidad de Rivas de Tereso. Tras cruzar el pueblo, a la izquierda, disonemos de un aparcamiento desde donde arranca el camino. Un camino señalizado nos permite llegar a lo más alto de la sierra. Allí descubriremos los restos de un monasterio. Y unas vistas espectaculares. Desde esta localidad sale también un sendero balizado que nos conduce a Gobate donde podremos descubrir dos eremitorios.

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